Lxs fotógrafxs damos nuestra versión del mundo,
más que reproducirlo lo representamos.
Cuando fotografiamos no sólo vemos,
el resto de los sentidos le da
estructura a la experiencia de la visión,
el cuerpo procesa la vida.
La realidad se nos vuelve un saber
latente,
intermitente
entre el cuerpo y la consciencia.
Las imágenes se nos arman allí.
Cuando alzamos la cámara no lo hacemos
solamente con las manos.
Es un gran momento en el que
sentir,
percibir
y pensar
desembocan en el ojo y todo el mundo se reune
en ese pequeño punto llamado pupila,
o Aleph ...
si Borges lo permite.